jueves, 21 de noviembre de 2013

CAPÍTULO 32 - Drones

Al salir en seguida nos encontramos con Black, Ryu y Juliette y sus caras de preocupación. Arlet les enseñó los códigos victorioso, pero creo que mi expresión de miedo, orgullo y tristeza no les pudo pasar inadvertida, tanto fue así que hasta Juliette con su hombro destrozado se acercó a mi para limpiarme las lágrimas que asomaban mis ojos.

-Tenemos que irnos, pronto amanecerá y los de la casa se darán cuenta de lo que ha pasado, si no lo hacen antes... - Dijo Ryu
Asentí con la cabeza, y marchamos para la fábrica que quedaba a unos diez minutos de camino.
Llegamos y nos encontramos con toda la fábrica rodeada de centinelas, drones que custodiaban el módulo central. No nos quedaba otra que abrirnos paso entre aquellas murallas de drones.
Comenzamos a disparar a los robots, abatiendo a todos los que se acercaban a nuestra posición, se nos empezaban a agotar los cartuchos y ya no sabíamos que hacer cuando Juliette lanzó una granada hacia la pared de la fábrica creando una brecha, que dejaba entre ver algo del interior de la fábrica.
-No tenemos munición - Dije - Solo nos queda correr
Así que echamos a correr desesperadamente hacia la brecha evitando o combatiendo a los drones que aún quedaban. El primero en llegar fue Black, que abatió la pared con su propio cuerpo abriéndose camino. Luego entramos Arlet y yo, junto con un dron que nos perseguía. Intenté hacia la derecha, pero Arlet cogiéndome de la mano me pegó un fuerte empujón para el sentido contrario.  Miré hacia atrás y lo último que vi fue a Ryu tirando otra granada hacia afuera, supongo que matando a el resto de drones que quedaba.

No sé cuanto tiempo duró el correr por los pasillos sin saber a donde íbamos, estaban escasamente iluminados, con luces blancas, el techo y las paredes estaba prácticamente lleno de tuberías y soldaduras, y cada paso que dábamos en nuestra frenética huida resonaba rompiendo el frío silencio del vacío en el que nos encontrábamos.
Aquel dron seguía persiguiéndonos, disparando a nuestras espaldas, y lo único que podíamos hacer era agachar la cabeza al sonido de cada disparo, tratando de protegerla, uno de sus disparos me hirió en el tobillo, pero eso no impidió que siguiera huyendo.  Sentía que mis pulmones iban a estallar, el tobillo me estaba matando y el corte que había recibido hace unos días en la rodilla también, las piernas comenzaban a fallarme cuando nos encontramos en un callejón sin salida, delante nuestra solo se alzaba una puerta. Arlet se abalanzó sobre ella hasta abrirla, entramos y atrancamos la puerta con una barra metálica que estaba tirada por la sala, aquello únicamente eran cuatro paredes grises, con algo de escombros en su interior.

Se podía oír claramente el acero de aquel dron golpeando el suelo, al aproximarse aminoró el paso, y hubo un minuto de silencio.  Yo trataba que mi dificultosa respiración no se oyese, trataba de controlar el temblor de mis piernas y el miedo que sentía. No teníamos nada para defendernos, solo pistolas vacías, navajas, y nuestros propios puños...
El dron comenzó a aporrear la puerta hasta abrirla, vi sus ojos rojos, como sacaba un arma apuntando hacia mi, y sentí un fuerte empujón que me tiraba al suelo al compás de el sonido de un disparo.
La sangre comenzó a salir de su pecho, le habían atravesado dos balas, sus ojos se llenaron de lágrimas, esos preciosos ojos que tanto me gustaba admirar, y que ya nunca volvería a ver...




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