lunes, 30 de septiembre de 2013

CAPITULO 11 - Cicatrices

- Como la toques te mato. - El mundo se silenció, noté como dejaba de hundir el puñal en mi piel, empecé a abrir los ojos lentamente y vi su cara llena de odio hacia quien le había dado la orden, notaba la sangre corriendo por mi cara, y un intenso dolor mas abajo del ojo. -La próxima vez que le acerques ese puñal, te corto la mano.- No sabía que Arlet pudiera llegar a sonar tan agresivo...
Yo seguí inmóvil hasta que ese hombre hubo desaparecido, me giré hacia el limpiándome las lagrimas, lo que llenó mi cara de sangre más aún, se podía ver en el una expresión de horror y de resentimiento, le abracé tan fuerte como pude.
-Maldita sea, por que no pude llegar un poco antes?, Todo esto es culpa mía...
-Arlet tu no tienes culpa de nada- La cara me dolía horrores, pero le miré tratando de fingir que ni siquiera lo notaba, como si no hubiera sido nada -Ves, no pasa nada, me limpio la herida y ya está...
Arlet me miraba dubitativo, sin saber, sin saber a que atenerse, supongo que mis manos temblorosas no le convencían demasiado de que aquello no había sido nada... Me abrazó de nuevo, se quitó su camiseta y me la dio, lo que me hizo recordar de que estaba prácticamente desnuda. Me la puse enseguida, mientras el sonreía.
-Vayámonos al campamento, te curaré eso. - Dijo mientras me cogía de la mano. - Donde has dejado los zapatos?
-No se...
-Pues por aquí no es aconsejable andar descalzo, te clavarás algo... Bueno que mas da, yo te llevo- Me guiñó un ojo y se puso de espaldas para que me subiera a su caballito.
Mientras tanto me fui olvidando poco a poco de el dolor que estaba padeciendo, fui olvidando lo hinchado que notaba un ojo, tanto que prácticamente no podía ver por el, hasta que llegamos al campamento. Entramos en mi tienda, allí había un pequeño espejo. Me miré en el, Tenía el lado derecho de la cara totalmente hinchado, estaba llena de sangre, tanto yo como Arlet, el cual tenía la espalda chorreando de sangre que cayó de mi herida, y yo tenía una raja por debajo de la ojera, tenía demasiado mal aspecto...
Me sentó en la cama y el se sentó en una banqueta delante mía, la puerta de la tienda estaba abierta, así que varios niños curiosos se habían acercada a observar como me curaba. Me iba limpiando la sangre seca con un trapo húmedo, hasta que quedó prácticamente limpia, entonces se alejó un poco para mirarme.
-Esto no tiene buena pinta, voy a tener que cosértelo...- Se fue de la tienda dejándome ahí sentada, en bragas, con una camiseta de hombre llenísima de sangre y unos 7 niños que se acercaron a mi a hacerme preguntas como "¿Quien te hizo eso?", "¿Por que lo hizo?" "¿Va a ser castigado?" etc. Ya me empezaba a agobiar cuando llegó Arlet.
-Veo que ya has conocido a los niños de la zona- Dijo sonriente mientras preparaba una aguja e hilo para coserme, y ya se disponía a hacerlo hasta que me di cuenta de que no tenía anestesia.
-¿Y la anestesia?
-La anestesia es un bien muy preciado, la usamos para cosas un poco mas... grabes, lo siento, vas a tener que morder algo.

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