jueves, 31 de octubre de 2013

CAPITULO 27 - ¿Prisionero o traidor?


Y allí estábamos nosotros, después de haber caminado a duras penas por el bosque, después de haber perdido a Zoe... Entonces llegamos a mi antigua casa, la mansión se alzaba imponente en medio de la arboleda. Frente a ella evaluábamos por donde entrar. Escalofríos me recorrían el cuerpo, tenía miedo de no saber que hacer cuando estuviese dentro... Irme de allí fue fácil, pero el volver a entrar... Hacía sentirme como una traidora, iba a matar a alguien que me quería, y si no lo mataba iba a dejar que esa persona matase a mis amigos.

Íbamos a entrar por la parte trasera, donde había una puerta de la que yo aún tenía la llave.
Avanzamos sigilosamente, apuntando con las pistolas al vacío, siempre listos para el ataque.
Era una noche cálida y reinaba el silencio, solo se veía una luz encendida ya por las noches los criados se iban a dormir temprano, mientras mi padre se encerraba en su despacho a "ocuparse de sus asuntos". La parte trasera solo tenía una verja eléctrica que protegía la casa.

- ¿Que ha sido eso? - Preguntó rico. Nos paramos un momento para escuchar pero nada...
Avanzamos unos metros mas. Dar la vuelta  a la casa se me estaba haciendo eterno... Se oyó un chasquido de ramas partiéndose. Todos nos giramos
-Joder, os lo dije... Quedaos aquí, voy a echar un vistazo.
Se acercó en silencio, sin nunca bajar su arma.  Tras unos pasos desapareció al cruzar la esquina.  Solo hubo silencio y mas tarde un grito.
Eché a correr apartando a Black y me encontré con Rico aún teniendo convulsiones por la electricidad. Me tapé la boca para evitar un grito, dejando caer mi pistola al suelo.

- Una pena, se acercó mas de lo debido a la alambrada... Vayámonos - Dijo Black frío como el mármol.
-No seas así - Le reprochó Ryu agarrando a Juliette por la cintura.

Me agaché para recoger mi arma, y vi que en su mano sostenía un trozo de camisa arrancado. Ellos podían pensar que era idiota, pero yo creía que no lo era tanto como para ir de cabeza a una verja eléctrica. Alguien tubo que empujarlo...
No lo dije, no quería preocupar mas a la gente. Así que llegamos a la puerta, abrí y subimos al piso superior sin ningún problema.   La casa estaba llena de inmaculadas paredes blancas, las escaleras eran de cristal y había finísimas porcelanas decorando la estancia, las rosas blancas y rojas inundaban la entrada. Todo estaba tal y como lo recordaba...
Nos dividimos para buscarle. Me dirigí al despacho, abrí la puerta de una patada y...

-Arlet, que haces aquí?!?!?! - Estaba de pié charlando con mi padre, con las heridas cuidadas...

¿Era un traidor o era un prisionero?


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